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Lupa

CON TENEDOR Y CUCHILLO

En lo que sigue haremos referencia a la nota de Darío Mariño del número pasado de Lupa que lleva el nombre de “Minería: Con garantías y en beneficio de los más”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Fabián Suarez  

 

“Quién no está con nosotros, está contra nosotros” G. Bush

 

En lo que sigue haremos referencia a la nota de Darío Mariño del número pasado de Lupa que lleva el nombre de “Minería: Con garantías y en beneficio de los más”.

 

En ella se comienza con una cita respecto a la postura del presidente ecuatoriano Rafael Correa en dónde básicamente se expresa que la minería es necesaria porque nuestro modo de vida lo exige, “son costos que implica el progreso humano”, y lo que habría que hacer es tratar de minimizar los costos ambientales.

 

Para Correa –y para Mariño también ya que comparte sus palabras- hay que elevar el nivel del debate y no dejarse engañar por demagogos y charlatanes, pues todos usamos tenedores, cuchillos, autos, ascensores, etc. ¡Es una manera interesante de elevar el debate la utilización de argumentos ad hominen! Acusar a los demás de charlatanes suele ser un recurso frecuente a falta de argumentos. No estamos diciendo aquí que este sea el caso.

 

Según continúa diciendo el presidente ecuatoriano no hay que dejarse engañar por la gente que por fijaciones no quiere minería. ¿Qué significa esto? ¿Podría Mariño explicarlo? ¿La idea de progreso y/o la idea de trabajo a cualquier precio no podría ser también una fijación?

En otro escrito, “Opinión sobre el desarrollo minero en T. y Tres y la Región” Mariño afirmaba: “… nuestra toma de posición viene de una concepción de clase, y en función de ella ha sido construida desde la perspectiva del interés de los trabajadores…” ¿No puede tomarse esto como una fijación?

 

Pero volvamos a la nota publicada en Lupa. En ésta afirma que las grandes mayorías nacionales y populares se van a apropiar de los recursos económicos generados por dicha explotación, tanto en Ecuador como en nuestro país (“En esa lucha estamos también aquí…”). ¿Se debe tanto optimismo al desconocimiento de cómo operan las empresas mineras o a algún tipo de fijación?

 

Marcelo Jelen en su artículo Araca, Aratirí (La Diaria 14-02-14) mencionaba que legisladores de Europa, África, el Caribe y el Pacífico coincidieron el año pasado en que “la opacidad de los contratos mineros permite manipular a Estados débiles e ignorar los controles parlamentarios”.

 

Algo parecido se lee en el libro Colapso –publicado en el 2005- de Jared Diamond -en mi opinión uno de los pensadores más importantes de nuestra época: “En la mayor parte de Estados Unidos la industria minera de metales está decayendo en la actualidad hasta extinguirse debido en gran medida a sus propias fechorías.” Dicho esto no nos suena exagerado la actitud de abrir los ganchos y no apresurarse. El apresuramiento en ocasiones está íntimamente relacionado con fijaciones.

 

Es bien sabido además que la rentabilidad de la minería del metal es muy baja y el precio del metal tiene fama de ser muy volátil y fluctuar en todo el mundo. Y si a esto le agregamos los costos ambientales como por ejemplo los que menciona Diamond: “En la actualidad esta industria es la fuente principal de contaminantes tóxicos en Estados Unidos, responsable de casi la mitad de la contaminación industrial conocida. De todos los ríos del oeste de Estados Unidos, casi la mitad cuentan con algunas zonas de su cabecera contaminadas por la minería” no vemos entonces que estén tan claros los beneficios de su explotación para las mayorías nacionales y populares.

 

Recordemos, de pasada, que a Aratirí se la exonerará de IVA, de Impuesto al Patrimonio, tampoco pagará el agua que consuma, disfrutará de un 66% de rebaja en la tarifa eléctrica y exportará el mineral con un mínimo valor agregado porque eso es lo que quiere China. No está nada mal para una transnacional como Zamin Ferrous que inescrupulosa y especuladora como se ha mostrado hasta ahora puede vender el proyecto a los seis meses como ya hizo en Brasil con Bahia Minerals. ¡Hablamos de negocios!

 

De todas formas no era la idea profundizar en estos detalles anteriores sino más bien centrarme en lo que dice Mariño.

 

Entendemos que la nota está dirigida a lo que él califica como personas pseudo-izquierdistas, con intereses partidarios, razón por la que se oponen a Aratirí –no nos sorprende esto ni tampoco ya su posición. Pero no deberíamos desatender la existencia de muchas personas de izquierda -sin comillas- que también se oponen a tal emprendimiento y que no tienen intereses partidarios.

 

Estas últimas quizás sean a las que se hace referencia como gente honesta que lucha en defensa del ambiente, por la salud del planeta y de sus habitantes. ¡Vale enunciarlo ya sea para evitar la sola existencia de los blancos y negros! ¿Pero qué papel se le da -en la nota- a esta gente honesta? Ser arrastrados por los charlatanes parece ser la respuesta. ¿No se desprecia con ello las capacidades intelectuales de tales personas?

Asimismo dice –si entiendo bien- que esos pseudo-izquierdistas esconden tras un discurso “radical” apoyados en supuestas informaciones técnicas -me imagino referidas a la contaminación de la minería- su posición cómoda, de mesa repleta, y dando a entender con ello que así es fácil oponerse.

 

¿Pero cuál es el discurso “radical”? ¿Oponerse a Aratirí o apoyar el emprendimiento de una transnacional? ¿Por qué habla de “supuestas informaciones técnicas”, no las cree real? ¿Cómo sería calificado el discurso de personas que no tienen la mesa repleta, que son de izquierda, sin intereses partidarios y que están contra Aratirí? ¿Es “radical” pensar que hay una posibilidad bastante alta que suceda lo mismo en nuestro país que en otros con mayor experiencia y con un potencial mayor para controlar la contaminación de las empresas mineras como por ejemplo EEUU? ¡Elevemos el nivel del debate!

 

Finalmente respecto a las históricas “30 medidas” del FA presentadas en 1971 que según Mariño reivindican estos pseudo-izquierdistas -me imagino, entre otras cosas- la reforma agraria, el control y fijación de precios, lo de asegurar la permanencia en la tierra de los productores medianos y pequeños y de los trabajadores del campo, y que al parecer olvidan el punto 13 que él recuerda ( “…Promoveremos la prospección y la explotación, en su caso, de nuestras riquezas del subsuelo”) con la intención de mostrar la inconsecuencia de estos falsos izquierdistas, tiene un detalle no menor en la redacción.

 

No es nuestra intención justificar a estos individuos –si es que existen- pero sí mostrar el detalle. La locución “en su caso”, hasta donde yo entiendo, tiene el significado de “si es necesario”, “cuando corresponda”. Me pregunto entonces si un país que sin dudas ha tenido un crecimiento económico inaudito en los últimos años tiene necesidad de un emprendimiento como Aratirí o si esto se debe solamente a la falta de talento.

 

                                                                             Fotografía: Chema Madoz

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