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Lupa

Los Ene Ene

 

   Muchas veces me he puesto a pensar en los gurises de al lado. Viviendo en esa ex whiskeria, en la cual todavía queda la barra y los colores rosado y blanco desgarrados en las paredes, habitada por esa familia compuesta por el padre; un peón rural que maneja el oficio todavía. Que viene esporadicamente a pernoctar y a gastarse la paga de la tarea de la cual subsiste.

 

   Los gurises, cuatro varones y una mujer, el más grande de ellos juntado con una mujer más mayor que él, separado de todo el conjunto. El otro que le sigue en edad, más dedicado a la changa, igual que su padre. Sus otros hermanos de temprana edad dedicados a lo ilícito, con unas cuantas entradas en la comisaria, "dejados estar", al igual que su hermana, con su despertar que nos encuentra a toda hora.

 

   No hay comienzo ni fin de jornada que no nos encuentre, nunca falta en tal evento el humo de un tabaco o algún otro ingrediente para sobrellevar las horas del día que pasan, entre expedientes de comisaria y conversaciones sobre el vivir.

 

   No les importa el futuro ni el pasado solo el presente, ese que pasa entre fumata y alcohol. No les interesa más nada, solo lo que puedan consumir hoy.

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